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Vivencias auténticas en el corazón de Paraguay

Más allá de los sitios turísticos, El turismo vivencial invita a sumergirse en la vida cotidiana y …

En el Paraguay urbano, especialmente en Asunción y sus ciudades aledañas, esta tendencia cobra sentido al revelar tradiciones vivas que muchas veces pasan desapercibidas. La capital paraguaya puede no tener las multitudes de otros destinos sudamericanos, pero justamente esa tranquilidad relativa permite un contacto más genuino con su gente, su música, su gastronomía y sus creencias.

A continuación, presentamos una serie de experiencias auténticas para descubrir la identidad paraguaya más allá de los circuitos turísticos tradicionales.

Serenatas de arpa en la noche asuncena

Cuando cae el sol en Asunción, los acordes del arpa paraguaya se oye en rincones bohemios de la ciudad. El arpa, emblema musical del país, solía amenizar serenatas bajo los balcones; hoy algunos restaurantes capitalinos organizan veladas que permiten al visitante escuchar en vivo clásicos como “Pájaro Chogüí” o “Recuerdos de Ypacaraí”, interpretados con el delicado rasgueo de las 36 cuerdas del arpa paraguaya. La carga cultural de esta experiencia es fuerte: el arpa llegó con la colonia española pero aquí se adaptó y popularizó, al punto de ser símbolo sonoro nacional; vivir una serenata es apreciar cómo la música sigue uniendo a los paraguayos generación tras generación.

Dónde: Restaurantes de la zona céntrica de Asunción (calle Palma y alrededores) y barrios como Manorá y Villa Morra suelen tener shows folklóricos. También locales históricos pueden ofrecer música en vivo los fines de semana.

Tips: Informarse previamente de la agenda de música tradicional. Se puede asistir en vestimenta casual. Tras el show, es buena idea conversar con los músicos –muchos disfrutan contando la historia de sus canciones a los visitantes.
Paraguay es un país bilingüe: el idioma guaraní convive con el español en todos los ámbitos, incluida la liturgia religiosa. En muchas iglesias de Asunción y ciudades vecinas, es común que la misa dominical incorpore oraciones, lecturas o himnos en guaraní.

Fe bilingüe

El visitante que acude a la Catedral Metropolitana de Asunción un domingo por la mañana, por ejemplo, oirá quizás el “Rohayhu Che Jesús” (versión guaraní del canto de ofrendas “Te amamos Jesús”) o el “Vy’a Pave” (equivalente al Aleluya) entonados por el coro parroquial.

Es una experiencia singular asistir a una misa católica en la que se habla y se canta en guaraní.

La mezcla de lenguas en plena ceremonia resulta emocionante: uno no necesita entender cada palabra para sentir la devoción colectiva cuando todos responden “Amén” o cantan el “Ñandejára, ore Ru” (Padre Nuestro en guaraní). Asistir a una misa así ofrece una ventana a cómo la fe y la identidad se entrelazan en Paraguay.

Dónde: En Asunción, la Catedral Metropolitana (Calle Independencia Nacional y Palma, Centro) o en la Iglesia de la Encarnación (Barrio La Encarnación) y Santuario de María Auxiliadora (Barrio María Auxiliadora), donde suelen entonarse canciones en guaraní. En las ciudades vecinas, parroquias antiguas como la Iglesia San Lorenzo Mártir (San Lorenzo) o la Iglesia Virgen del Rosario (Luque) también integran el idioma guaraní en sus ceremonias.

Cuándo: Las misas dominicales son las más concurridas y propicias para escuchar coro y cantos bilingües. En fiestas patronales o fechas como Semana Santa, es prácticamente seguro encontrar partes en guaraní en cualquier iglesia.

Un tereré en la plaza: el ritual refrescante de cada día

El tereré es la bebida nacional por excelencia: una infusión fría de yerba mate, servida en guampa (vaso de cuerno o madera) con bombilla metálica, acompañada de hierbas refrescantes llamadas yuyos. Pero más que bebida, es un ritual social declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por UNESCO.

Ninguna experiencia refleja mejor la cotidianeidad paraguaya que compartir un tereré bajo la sombra.

Desde tempranas horas de la mañana, se puede ver en Asunción a los tereréros –oficinistas, taxistas, estudiantes– llevar su termo bajo el brazo, listos para la ronda de tereré en cada pausa. En plazas como la Plaza Uruguaya o la costanera José Asunción Flores al atardecer, grupos de amigos y familias se sientan a conversar mientras pasan el guampita de mano en mano. Acercarse con una sonrisa y curiosidad suele bastar para que ofrezcan “¿querés probar?”.

El primer sorbo, helado y herbal, alivia el calor subtropical y abre la charla. Detrás de cada mezcla de yuyos (menta’i, burrito, cedrón, etc.) hay saberes tradicionales: “este es pohã ñana, remedio natural” le explicarán sobre las hierbas que ayudan contra todo mal. Tomar tereré en comunidad lo conecta con una filosofía de vida pausada y compartida del paraguayo. Aquí no hay prisa: entre sorbo y sorbo se cuentan historias del barrio, se enseñan palabras en guaraní, se ríe con anécdotas. Es un instante simple pero potente de integración cultural – un visitante extranjero puede sentirse parte de la ronda como cualquier paraguayo más, al menos hasta que el termo se vacíe.

El tereré se toma principalmente en las mañanas y tardes calurosas. Entre las 9:00 y 11:00 am es típica la ronda de media mañana. Si ve un grupo y ha entablado algo de conversación (por ejemplo, preguntando direcciones o sobre la ciudad), puede surgir naturalmente que le ofrezcan. En la cultura del tereré, “gracias” significa que uno ya no seguirá tomando; si quiere otra ronda, devuelva la guampa sin decir gracias. Aprender este detalle sorprenderá gratamente a sus anfitriones.

Rutas artesanales:

Del barro al encaje y la filigrana, el encanto vivo y la magia de los artesanos en Paraguay

Talleres de ñandutí en Itauguá

A solo 30 km de Asunción se encuentra Itauguá, conocida como la “capital del ñandutí”, donde el arte del encaje se transmite como legado familiar. Se puede ver (¡e incluso intentar!) cómo las artesanas entrelazan los hilos con aguja sobre bastidores, dibujando patrones geométricos y florales que crecen como por arte de magia.
La riqueza cultural aquí es tangible: cada pieza de ñandutí conlleva días de labor y simboliza la fusión de técnicas europeas de encaje con la creatividad guaraní.

Artesanía en cerámica en Areguá

Areguá, conocida por su cerámica y alfarería, designada Ciudad Creativa de la UNESCO en el ámbito de artesanía y artes populares. Un paseo por la vía principal revela hileras de tienditas y talleres con sus veredas abarrotadas de ollas de barro, cántaros, macetas pintadas, frutas de cerámica tan realistas que confunden la vista, y toda clase de adornos. Si lo desea, muchos artesanos le invitarán a “meter mano” en el barro, probando a moldear un pequeño objeto bajo su guía. Es una experiencia divertida y educativa, donde cada prenda manchada de arcilla vale la pena por el aprendizaje.

Orfebrería en filigrana en Luque

A nada más que 12 km, se encuentra la cuna de la joyería paraguaya fina, donde unos 300 orfebres locales se dedican a tejer oro y plata en hilos delicados.

Muchos talleres abren sus puertas para mostrar los secretos detrás de cada creación. En el casco antiguo de Luque, alrededor de la Plaza Mariscal López, abundan joyerías familiares donde si uno pregunta con interés, seguramente le invitan a pasar al taller trasero. Allí, el orfebre –quizás descendiente de generaciones de plateros– le explicará con orgullo cómo la filigrana luqueña ha ganado renombre internacional por su calidad. El valor cultural de esta vivencia reside en apreciar un oficio centenario que se mantiene vigente: desde la colonia española se trabaja la filigrana aquí, y hoy en día lucen estas joyas tanto reinas de belleza como devotos de la Virgen (los famosos rosarios de filigrana).

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Last modified: 27 de abril de 2025
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