
En el corazón del norte argentino, la viticultura de altura se ha convertido en una expresión singular de la fusión entre tradición y modernidad. Los vinos que nacen en estas altitudes no solo destacan por su intenso sabor y vibrante color, sino también por la inconfundible influencia del terroir y las condiciones climáticas extremas que moldean cada cosecha.
Este fenómeno, que reta tanto a la naturaleza como a las técnicas enológicas, ha impulsado una transformación en la producción de vinos, haciendo de cada botella una auténtica narración de resiliencia y pasión.
En esta entrevista, conversamos con Florencia Rodríguez, chef de la bodega Viñedos Yacoraite, quien comparte su experiencia y visión sobre el fascinante mundo de los vinos de altura.

¿Podría contarnos un poco sobre Viñedos Yacoraite?
Viñedos Yacoraite es una bodega relativamente joven. El restaurante, que acompaña la propuesta vitivinícola, abrió sus puertas hace aproximadamente un año y medio, mientras que los viñedos cuentan con una trayectoria de 12 años, lo que nos permite disfrutar de vinos de más de una década de antigüedad.
Nos especializamos en Malbec, Cabernet Franc y, recientemente, en vinos naranjos, además de estar incorporando vinos blancos. El restaurante se renueva cada tres o cuatro meses, adaptando su carta a los productos de la región.
Inspirados por el paisaje –con cerros emblemáticos como Pollera de la Coya–, nuestros platos se transforman según la estación, creando un verdadero paisaje comestible.
¿Qué significa “vinos de altura” en el contexto de la producción vitivinícola en Jujuy?
“Vinos de altura” es una expresión que capta la esencia única de estos productos. Se trata de vinos con un carácter muy particular, intensos y representativos del terruño.
Con el tiempo, la producción se ha diversificado en distintos niveles de altitud a lo largo de la quebrada.
Actualmente, en Viñedos Yacoraite se trabaja en diferentes zonas; por ejemplo, se hace mención a áreas como Uquía (anteriormente referida erróneamente como “Buquía”). Cabe aclarar que tanto la elaboración de los vinos como el cultivo de los viñedos se realizan íntegramente en Yacoraite, y no en Uquía ni en otro lugar.
¿Existen condiciones climáticas o geográficas de Jujuy que sean fundamentales para la elaboración de estos vinos en altitudes elevadas?
Sin duda, la amplitud térmica es determinante. Las uvas disfrutan de un sol intenso durante el día y de noches frescas que modulan su maduración.
Esto se refleja en vinos de sabor concentrado, con un toque de alcohol más marcado y una variación en el color según la región de producción. Estas condiciones hacen que cada vino tenga una identidad única.
Con relación a las variedades de uvas, ¿cuáles son las más adecuadas para la viticultura en estas condiciones?
En Viñedos Yacoraite se cultiva una diversidad de cepas. Se destacan variedades como Malbec, Taberna, Slan, y también se experimenta con Torrontés, vinos blancos y naranjos.
Muchos de los vinos no son monovarietales; se realizan mezclas de cepas para obtener perfiles únicos. Aunque en el pasado la vitivinicultura en Jujuy se concentraba en otras zonas, la reactivación del sector ha permitido que hoy en día surja una amplia gama de bodegas, cada una apostando por sus propias combinaciones.




¿La altitud y las condiciones climáticas influyen en la composición química de los vinos? ¿Cuál es el diferencial final del producto?
La influencia es notable. Comparando un vino jujeño con uno de Salta o Mendoza, se pueden apreciar diferencias en sabor, color y, sobre todo, en la expresión del terruño.
Se percibe claramente que al probar un vino del Cucuy se reconoce su identidad jujeña. Aunque la mayoría de los enólogos provienen de regiones como Salta y Mendoza, los vinos de esta zona poseen características propias que los hacen inconfundibles.
¿Cómo ve el futuro de la viticultura de altura en Jujuy? ¿Existen desafíos logísticos o, por el contrario, oportunidades para potenciar este rubro?
Actualmente, la vendimia ya está en marcha, y en otras regiones como Mendoza se celebra con gran festividad durante una semana o diez días. Se están cocinando vinos excepcionales que forman parte de una estrategia promocional intensiva para resaltar el vino Cucuy.
El gobierno también impulsa estas iniciativas para expandir la presencia de nuestros vinos. Aunque se trata de una producción de pequeña escala y en una zona a veces afectada por condiciones climáticas extremas, los vinos jujeños han logrado posicionarse en mercados de Buenos Aires y del exterior, demostrando su calidad y potencial.
¿Algún mensaje final que quisiera compartir?
Invito a todos a visitar Jujuy, una provincia auténtica y singular, repleta de cultura, rituales y sabores excepcionales, donde cada copa de vino es una invitación a descubrir la esencia de este territorio.